lunes, 23 de agosto de 2010

“Los Muertos Vivientes 11: Teme a los cazadores”, de Robert Kirkman y Charlie Adlard.

El último tomo publicado por Planeta, que engloba los números 61 a 66 de la edición americana, de la serie de zombis de Robert Kirkman y Charlie Adlard es de los que te deja sin aliento. Si todo lo publicado hasta ahora garantizaba al menos un rato de lectura entretenida, hay en la serie momentos álgidos que se quedan grabados en el lector y obligan a una relectura más pausada para demorarse en la habilidad con que Kirkman consigue una y otra vez volver a sorprendernos.

Teme a los cazadores” se abre con uno de los momentos más dramáticos y crueles que ha dado la serie, un suceso espeluznante que Kirkman resuelve de un modo genial (¿Se atreverán los productores de la serie de televisión llegado el momento a reproducirlo para la pequeña pantalla?) y, supongo, sus consecuencias seguirán desarrollando en el futuro pero, además, en esta aventura los supervivientes se encontrarán con nuevos supervivientes, aun más desesperados que ellos, alguno de los cuales se unirá al grupo mientras otros se convertirán en un serio peligro para el grupo…. Y, para redondear la tragedia, uno de los principales personajes de la serie desaparece en este número.

No voy a descubrir a estas alturas el talento que derrocha Kirkman en esta serie pero hay ocasiones en que se encuentra particularmente inspirado y este tomo es una de ellas, añadiendo a las dosis habituales de tensión y dramatismo nuevos matices en la descripción psicológica de los personajes que si cabe los enriquecen aún más. Es cierto que la serie avanza y se desarrolla desde hace mucho tiempo con la aparición de nuevos grupos de supervivientes que sirven para mostrar la superioridad moral de los protagonistas con ellos –un tema recurrente en el subgénero de zombis, por otro lado- pero Kirkman es muy hábil para no caer, por un lado, en tramas repetitivas ni ofrecer una versión excesivamente edulcorada de sus protagonistas a los que hace sufrir de lo lindo para nuestro goce , añadiendo más allá de las taras físicas que padecen en su lucha por la superviviencia las huellas psicológicas de asumir decisiones tan crueles como las de aquellos con las que se enfrentan, compensando las dramáticas situaciones que resuelve sin caer en el melodrama con sutiles apuntes de sádico humor negro que no deben pasar desapercibidos. Por otro lado, en este tomo, Kirkman abre una nueva vía interesante incorporando entre los supervivientes la figura de un sacerdote que abre una vía de exploración del tema religioso en ese nuevo mundo y cuyo desarrollo ofrece los mejores diálogos del tomo.

En el aspecto gráfico, debemos seguir conformándonos con un Charlie Adlard que sigue cumpliendo sin demasiada brillantez y escatimando cualquier tipo de sorpresa gráfica. No discuto que Adlard es un buen narrador pero tiene el mal hábito de repetir viñetas para reforzar momentos dramáticos de un modo que resulta especialmente exasperante. Si no fuera por los guiones de Kirkman, creo que hace tiempo hubiera dejado la serie.

En definitiva, Kirkman está construyendo número a número una de las mejores series de la década. Espero que ninguno os la estéis perdiendo. Como siguen en Planeta –ni en Image, imagino- incluyendo las portadas en los recopilatorios, ya las incluyo yo en la entrada.

La imagen del verano.

Supongo que ya la habréis visto, pero me parece destacable la refrescante genialidad que nos ha regalado Jaime Hernández para “Strange Tales”.

Wanda, mediante uno de sus hechizos, ha cambiado las probabilidades y se ha transportado desde el anquilosado universo marvel en que nunca ha sido demasiado feliz al refrescante e imaginativo universo playero de Jaime junto a sus amigas... una playa soleada en la que Sue no tiene ningún problema para mostrarse “visible” y Janet no tienen ningún interés en ser reducida a una avispa mientras los típicos ridículos machitos babean a su alrededor…

Mujeres al poder, Jaime dixit…Y yo también.

Una auténtica genialidad con mucha miga bajo la apariencia de un mero divertimento estival.