viernes, 19 de diciembre de 2008

“Ultimatum a la Tierra” de Scott Derrickson


En 1951, Robert Wise filmó la primera versión de “The day the Earth Stood Still” una película ágil e imaginativa que en apenas algo más de hora y media mantenía entretenido al personal de todos los públicos con las peripecias de un visitante del espacio cuya misión era advertir a los terrícolas de las terribles consecuencias de la carrera armamentística y al que el ejército estadounidense, siempre dado a recibir a los visitantes tirando de gatillo, recibía y despedía a tiros no sin antes haberse llevado una buena tunda del guardaespaldas del alienígena Klaatu, el gigantesco robot Gorot. La película adquirió con los años la etiqueta “de culto” y es el ejemplo arquetípico de las producciones de la maravillosa “Serie B” del cine norteamericano de los años cincuenta.

En 2008, partiendo prácticamente de las mismas premisas –sustituyan las políticas belicistas por las ecologistas que sostienen el deterioro global del planeta- pero aprovechando los espectaculares avances en materia de efectos especiales, Scott Derrickson, escasamente conocido por películas como “El exorcismo de Emily Rose” o “Hellraiser V”, filma una película farragosa, larga e incoherente destinada a ser olvidada en cuanto desaparezca el DVD de la sección de ofertas de las grandes superficies. Pero, vamos por partes.

El “Ultimatum a la Tierra” de Scott Derrickson intentado captar la esencia de la obra original se pierde entre los árboles sin llegar nunca al bosque. La obra de Wise se sustenta en un guión sólido, serio y bien desarrollado al que el director se ciñó escrupulosamente para suplir lo que los efectos especiales de la época, puestos siempre al servicio de la historia, no podían mostrar. En la película de Derrickson es al revés un guión burdo, estúpido e incoherente está al servicio de unas secuencias de efectos especiales, espectaculares por momentos pero mortalmente aburridas siempre, rodadas con un sentido de la épica hueco que infla la película hasta unos 103 minutos que se hacen muy largos, aburrido el espectador de ver tanto plano cenital de camiones, helicópteros, tanques, aviones y cualquier otro transporte que al guionista se le pudiese ocurrir meter en la peli para rellenar y hacer volar por los aires. En este maremagnum de tontería cara, naufraga también la mayoría del reparto, lastrados por la inoperancia del guión y del director, siendo especialmente clamoroso en el caso de Kathy Bates en el papel de Secretaria de Defensa Americana –quién la ha visto y quién la ve- y Robert Knepper, el T-Bag de “Prison Break” que en su pequeño papel de general a cargo del ataque a la esfera de Klaatu a mí me recordaba a José Luis López Vázquez con guerrera gritando eso de “señorito”. Sólo destacar, entre tanto desatino, la pareja protagonista formada por Keanu Reeves, que gracias a su inexpresividad innata es ideal para interpretar a personajes del estilo de Klaatu, y Jennifer Connolly, que sale indemne de cualquier marrón en que la meta su representante gracias a su enorme talento, incluso lastrada como en esta ocasión por tener que compartir buena parte de la película con un niño plasta (sí, hasta niño plasta tiene la película) como Jadem Smith, que me temo ha heredado el mismo talento para irritar en casi cualquier película que su padre Will Smith.

En fin, que si este fin de semana pensaban acercarse al cine a ver el “remake” de “Ultimatum a la Tierra” mi consejo es que busquen otra opción o quédense en casa viendo en DVD la película original de Robert Wise. Les saldrá más a cuenta y disfrutarán más.
¿Cuándo vendrá un Klaatu que nos rescate de tanta película tonta?